viernes, junio 09, 2006

DE IRUN A CUENCA


ELVIAJE DESDE IRÚN A CUENCA

Irún – Madrid Chamartín (Tren Estrella litera: 43,50 €)

Hasta las 22:15 horas no sale el tren a Madrid así que he tenido tiempo de recrearme y hacer turismo por Hondarribia e Irún dando largos paseos en bicicleta. Al caer la tarde he recogido la bolsa portabicicletas en la delegación de MRW de Irún y me dispongo a desmontar la bicicleta en la misma estación de RENFE. Los viajeros que entran y salen me miran extrañados por la aparatosidad del bolsón y algunos viejecillos de esos que echan sus tardes mirando el ir y venir de la gente, no pierden detalle de las maniobras de desmontaje. Primero el transportín, ruedas y pedales y después tija y manillar para que todo encaje.
Todo a punto, compro bocadillos y agua para el viaje y al tren. Como es miércoles, no va tan saturado como en el trayecto de ida, así que coloco sin dificultades mi equipaje en mi compartimento y saludo a mis vecinos de litera. Vamos a ser 4 personas, no está mal. En seguida entablo conversación con uno de ellos que frecuenta este tren cada 15 días por cuestiones de trabajo y me cuenta anécdotas de otros viajes. Nos acompaña otro pasajero de nacionalidad mejicana pero nos manifiesta su cansancio y se echa a dormir nada más hacer posesión de su litera. Falta otro pasajero que, según el revisor, se incorpora en Miranda de Ebro.
Arranca el tren ya con la última claridad del día y me mantengo en la ventana mientras tomo unas chocolatinas. El mejicano ha caído como un cesto y ronca estrepitosamente. Y así estuvo toda la noche sin darnos tregua ni un solo minuto. No pudimos pegar ojo ante tan ensordecedora megafonía y a la mañana siguiente, cuando sus víctimas estábamos comentando “la jugada” mientras veíamos el amanecer desde la ventana, nuestro amigo despertó estirándose y, mesándose el bigote, espetó con ese típico acento mejicano: “Vaya una dormida buena que me he pegado”. A los tres se nos despertaron instintos criminales y si la ventana del tren pudiera abrirse, seguro que lo habríamos defenestrado con gusto.
Pasamos por El Prado y me sorprendo con la cantidad de ciervos pastando apaciblemente entre las encinas. Y así, muerto de cansancio, llegamos a Chamartín. Sin salir de la estación cojo un cercanías que me lleva a Atocha y ¿a que no sabéis a quién me encuentro en mi vagón?. Pues al mejicano que también lleva ese destino. Al final tuvimos una agradable conversación durante el trayecto y me reconcilié espiritualmente con él. La verdad es que él no fue consciente en ningún momento del trastorno que nos ocasionaba.
Ya en Atocha nos despedimos y le deseo suerte y mentalmente suerte también a todos los que pille por banda este ciervo en berrea.

Madrid Atocha - Cuenca (Tren Regional: 9:40 €)

Son las 7:50 de la mañana y mi último tren para Cuenca sale justo dentro de una hora. Retiro el billete y desayuno en la cafetería mientras voy completando en mi cuaderno este diario que estáis leyendo. La verdad es que esta actividad me ha ayudado a mantenerme ocupado en los ratos de soledad.
Cargado de nuevo con la bicicleta y las alforjas, me acomodo en el tren e intento leer pero veo que es imposible. El tren se mueve tanto que parece que va a descarrilar. Tendrían que proporcionar un collarín junto con el billete y no es una exageración, ¡palabra!.
El viaje se me hace eterno e intento dar una cabezada, pero en un momento de relajación, un movimiento brusco del tren hace que me golpee la cabeza contra el cristal de la ventana. ¡Vaya viaje!, qué ganas tengo de llegar. Creo que voy a romper la cama cuando la coja. Pasamos Tarancón y Huete y ya me huele a mi Cuenca. Estoy feliz por regresar a casa y no veo el momento de reencontrarme con mi familia y compartir también con ellos mi aventura. Se lo debo por tantas horas de desvelos y sueño robado.
Los Pirineos de costa a costa en solitario. Por fin lo he conseguido.
Volveré, lo juro!.
Espero que la lectura de este relato no os haya resultado pesada y que a través de ella os aclare dudas que puedan surgiros a la hora de afrontar esta mítica travesía. Os deseo buena ruta y mucha suerte.

1 comentario:

Julián dijo...

Hola!

he llegado a tu blog de casualidad buscando información o experiencias de personas que hayan tenido que viajar en Renfe con una bici a cuestas.

Bueno, el caso es que leyéndote, sobre tu compañero de viaje mejicano, me venía a la mente una experiencia parecida que 'sufrimos' mi primo y yo el año pasado haciendo el camino de Santiago. Llegamos a Ponferrada y decidimos quedarnos en el albergue de esta localidad; dispone de una nave llena de dobles literas para los peregrinos y nos propusimos tomarnos un merecido descanso. No contábamos con un vecino 'alborotador', menuda orquesta se montó el señor. Creo que era el único que dormía, los demás a su alrededor estábamos todos aguantando con paciencia... hasta que nos cansamos y decidimos salirnos con los sacos de dormir al exterior, había un jardín muy aparente y, desde luego, muuuucha más tranquilidad.

Eso hicimos y nos quedamos plácidamente dormidos.... serían quizás las 2 ó 3 de la mañana cuando nos despertamos en medio de latigazos de agua provenientes de... ¡¡ los aspersores automáticos que empezaron a funcionar !!!

jajajaja bueno la verdad es que no es más que una anécdota que me ha dado por contar aquí, espero que me perdones por el rollo.

De cualquier forma gracias por lo que cuentas, me ha servido como orientación para lo que buscaba.

Un saludo!